En los últimos años la globalización,
al calor de los avances tecnológicos, ha
acelerado los intercambios comerciales incrementando la competitividad empresarial. Las empresas se ven empujadas a
adaptarse al nuevo entorno y buscan nuevas estrategias que les permitan un
mejor posicionamiento en el mercado de cara al potencial cliente: formas de
organización y gestión, especialización productiva, o deslocalización. Sin
embargo, como dice Carballo ha cambiado la forma y el contenido la esencia del
producto deseado por el cliente continúa siendo la misma: bueno, bonito y
barato.
Antes de continuar quiero
resaltar que el texto fue redactado en los años 90 (la globalización aun se ha
intensificado mucho más) y parece estar más orientado hacia las PYMES que a
grandes empresas o ETN´s. Mientras las primeras buscan la calidad vía producto
las segundas se han centrado en la “imagen”, y son sus departamentos de marketing
y comunicación los que más peso han ganado los últimos años.
Y ya que todo el contexto ha
cambiado –aunque en esencia el cliente continúe deseando las 3 b´s- las PYMEs
también deben hacer un esfuerzo por renovarse y adaptarse a este entorno cada
vez más dinámico y competitivo. Es necesario realizar un análisis interno y de
situación que las oriente y refuerce su identidad y objetivos, al tiempo que se
gana en capacidad de flexibilización y adaptación.
Esto exige un notable esfuerzo de
humildad por parte de los que asumen la dirección de la empresa, que tendrán
que aceptar ser evaluados, criticados y corregidos, además de desplazados como
figura central de la empresa por el cliente. Un cambio estructural; en forma,
valores e ideología.
La empresa es constituida para generar
beneficios económicos, y estos vienen a través de su relación con el cliente,
responsable último de la sostenibilidad económica de la empresa y verdadero
pagador de los salarios. Hay que
invertir la pirámide y poner al cliente
como objeto y sujeto central de toda empresa, una empresa que no es capaz
de satisfacer a su cliente tiene los días contados, -exceptuando situaciones de
monopolio-
Tener una empresa orientada hacia
el cliente exige que el flujo comunicativo e informativo entre este y la mesa de decisiones sea constante y
de calidad. Esto implica un cambio
estructural ya que la información y
comunicación empresarial deja de ser burocratizada y unidireccional para
hacerse circular. Cada estamento empresarial debe estar comunicado con el
resto, y todos entre si orientados hacia el cliente y la mesa de
dirección.
Este cambio estructural es lo que
se conoce como programa de calidad total,
que aligere las dinámicas
automáticas institucionales y acerque la empresa al cliente y el mercado. Sin embargo, la importancia de la comunicación se vuelve a hacer presente
cuando se advierte que dicho plan no será afectivo si no viene precedido de un plan de comunicación que fomente la interrelación
y colaboración.
Ambos planes y programas deben
hacerse coordinadamente dentro de un espacio planificador de nivel superior al
que se conoce como proyecto de empresa. Su
objetivo es hacer análisis integral de toda la empresa y del mercado que
permita conocer la empresa a fondo y saber donde se ubica realmente para luego
poder decidir hacia donde se quiere ir y cómo es la mejor manera de hacerlo,
pautándolo por fases y con objetivos verificables que permitan saber si el
trabajo se está haciendo bien.
Por tanto, el mayor dinamismo y
la mayor competitividad actual exigen cambios estructurales y conceptuales en el seno de la empresa. Conforme al texto de Carballo, las empresas deben tener plena consciencia de su identidad,
espacio y objetivos tendrá que realizar un proyecto de empresa que este
orientado hacia el cliente y que conste al menos de tres o cuatro líneas de
actuación (o programas): 1) análisis y diagnostico; 2) Comunicación; 3) Calidad
y, 4) Estilo de Dirección y cultura participativa.
Sin embargo,
ya que el texto ha sido escrito en los años 90, me parece interesante
aportar que en los últimos años estos planes o proyectos de empresa se han
visto enriquecidos con nuevas líneas o programas que intentan responder a
cuestiones antes no valoradas y ahora consideradas fundamentales como puedan
ser el medioambiente o la RSC.